Las facultades del intelecto nos permiten realizar muchas actividades, tales como elaborar un itinerario, recordar un número de teléfono, reconocer un rostro, calcular mentalmente, conducir, tocar el piano o simplemente leer. Pero quienes conviven con una enfermedad crónica, como el Parkinson, pueden experimentar cambios imperceptibles de las llamadas funciones cognitivas hasta que las manifestaciones se hacen evidentes. Por eso es importante prestarle atención a la falta de concentración, el olvido o al enlentencimiento del razonamiento, esto puede ser expresión de algún problema cognitivo subyacente.
El Dr. Flavio Mercado, neurólogo de la Sección Neurogeriatría de la División Neurología del Hospital nos explica qué son las funciones cognitivas y cuándo están alteradas: “Son las habilidades o capacidades intelectuales que poseemos con mayor o menor virtud cada ser humano. Estas habilidades son procesos mentales que si bien son numerosas, se pueden resumir en 6 procesos mentales o funciones cognitivas básicas: la memoria, la atención, las funciones ejecutivas (la resolución de problemas, planificación, iniciación y seguimiento de tareas o la ejecución de varias tareas/ideas o proyectos simultáneamente), el lenguaje, la visuoconstrucción o cognición visuoespacial (percibir, procesar, discriminar y actuar de acuerdo con la información visual del entorno) y la cognición social (percepción de las emociones propias y de los otros en ciertas situaciones). Su alteración puede objetivarse por la queja subjetiva del paciente o ser referida por algún familiar, además de diversos tests neuropsicológicos que permiten medir en forma más objetiva cada una de estas funciones”.
Con el paso del tiempo el cuerpo va sufriendo un desgaste natural y los adultos mayores pueden presentar algunas de las alteraciones antes referidas y las personas con Parkinson no son la excepción. Esto no significa que todos los pacientes con EP van a desarrollar estos trastornos pero sí es conveniente estar atento a las alteraciones más comunes que son “una mayor lentitud en los procesos mentales en general, la memoria de corto y largo plazo en forma pura no suele estar comprometida, pero puede haber alguna alteración en la atención, o las llamadas funciones ejecutivas y estas llevar a producir secundariamente un defecto en la memoria” sostiene el Dr. Flavio Mercado.
Estos trastornos se corroboran mediante tests de memoria que a su vez pueden dar cuenta de otras alteraciones como las visuoespaciales o visuoconstructivas y su tratamiento es tanto farmacológico como no farmacológico. “Primero se debe evaluar los probables orígenes de esos trastornos que se pueden tratar promoviendo un cambio de estilo de vida mediante actividades intelectuales como lectura, crucigramas, sudoku, juegos de carta, juegos de PC, ajedrez, o cursos de pintura, talleres, etc. La actividad física es importante, ya que un estudio reciente demuestra que las personas de edad mejoran su nivel atencional ejecutivo con la actividad física (acuagym, natación, gimnasia aeróbica, aprendizaje de una danza -tango- etc.) como así también hay que evitar el aislamiento social. Con respecto al tratamiento farmacológico solo está reservado a los pacientes que tienen una alteración significativa en las funciones cognitivas, y en general son similares a los que se usan en la enfermedad de Alzheimer” afirma el Dr. Mercado.
Hay situaciones que las personas con Parkinson comienzan a enfrentar las limitaciones que impone la enfermedad, el Dr. Flavio Mercado considera que “cuando el paciente y especialmente la familia noten cambios en el humor y/o la personalidad como depresión, irritabilidad y síntomas compulsivos ya es el momento adecuado para realizar las interconsultas pertinentes”. Asimismo, realizar actividades que contrarrestan esos límites de la afección cumple un rol terapéutico muy importante, ya que aumentan la autoestima y ayudan a afrontar las dificultades que se pueden presentar en el convivir con una afección crónica como la EP.