Dentro de las manifestaciones no motoras de la Enfermedad de Parkinson, se incluyen los Trastornos en el Control de los Impulsos (TCI).
Estos corresponden a un conjunto de conductas anormales que poseen en común la presencia de impulsividad. Se denomina impulsividad a la incapacidad de reflexionar sobre un acto y sus consecuencias.
Los TCI se definen como acciones realizadas en forma compulsiva, repetitiva y excesiva que interfieren en las principales áreas de la vida personal, provocando consecuencias físicas, laborales, psicológicas, sociales, jurídicas o financieras.
Los TCI son: la hipersexualidad, el juego patológico, las compras y la ingesta compulsiva de alimentos (trastorno de atracones). Tanto el juego patológico y la sobreingesta alimenticia se encuentran definidos en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM-5), pero no existen criterios diagnósticos para la compra compulsiva y la hipersexualidad.
En cuanto a la severidad de estas afecciones es variable y en los casos más severos conlleva al desempleo, divorcio o ruina financiera.
El juego patológico consiste en la necesidad de apostar dinero. El paciente se comporta como un ludópata.
En cuanto a las Compras patológicas: los pacientes presentan un exagerado interés por hacer compras que incurrir en endeudamiento innecesario. Generalmente compran cosas superfluas o que no necesitan y pasan la mayor de su tiempo de compras.
En realción a la Hipersexualidad se desarrollan Comportamientos sexuales con búsqueda de la gratificación sexual más allá de los límites personales y socialmente aceptados. Los pacientes presentan comportamientos hipersexuales, y sensación de estar fuera de control.
Las Alteraciones alimenticias (atracones de comida): incluyen incremento exagerado de la ingesta de alimentos, con reducción de intervalos, ansiedad por los dulces o comidas ricas en carbohidratos, pudiendo desencadenar el aumento de peso y no existen mecanismos de compensación como la inducción de vómito.
Cuando estos trastornos aparecen el paciente se comporta como un adicto. La adicción posee dos componentes la impulsividad y la compulsividad. La impulsividad es motivada por la sensación de gratificación que es característica de los estadios iniciales de la adicción, mientras que en los estadios más avanzados domina la compulsividad, con conductas obsesivas a pesar de las consecuencias.
Respecto a la neurobiología, la impulsividad dependería de señales neuronales de predicción del placer que viajan desde el núcleo accumbens (estriado ventral) hacia la corteza pre-frontal medial. A lo largo del tiempo esos comportamientos con resultados gratificantes que se repiten muchas veces producirían cambios plásticos en el estriado dorsal, que por su rol en el aprendizaje de hábitos motores, desencadenaría las conductas compulsivas típicas de las adicciones.
En cuanto a factores de riesgo cabe mencionar que el sexo masculino, el consumo previo de alcohol, tabaco, drogas ilícitas y algunos factores genéticos pueden favorecer a su desarrollo.
También la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo previo son factores de riesgo. En cuanto a los fármacos, el uso de agonistas dopaminérgicos (fármacos que el neurólogo le prescribe para tratar la Enfermedad de Parkinson) como el pramipexol y ropirinol son claros desencadenantes.
Cabe destacar que no depende exclusivamente de la dosis de estos fármacos, ni el tiempo de su uso y que la suspensión gradual de estos es la conducta que su médico instaurará para ayudarlo.
Es muy importante considerar la evaluación por psiquiatría, la terapia cognitivo conductual o de grupos de apoyo como complemento. Se debe involucrar a la familia y amigos para vigilar la evolución del paciente, ayudarlos con el control de finanzas, la sociabilización e incorporar hábitos sanos.
Dra. Carolina Paleka
MN 136915
Neuróloga Especialista
en Movimientos Anormales
e Infectóloga.
- El tema se va profundizar el jueves 21 de Septiembre a las 11:00 por la Plataforma Zoom