Algunas personas con Parkinson, ante la falta de progreso aparente en el tratamiento, recurren a suplementos dietarios y/o vitamínicos para sentirse mejor. Pero este accionar sin supervisión médica, puede ser perjudicial.
El Dr. Nicolás Morera, neurólogo del Programa de Parkinson, alerta en primer lugar que “los pacientes deben saber que los complejos proteicos y vitamínicos que son muchas veces utilizados para el manejo de la pérdida de peso y la astenia, pueden ocasionar problemas en la absorción de la medicación y por ende, empeoramiento motor”.
Por esto destaca que los suplementos dietarios y/o vitamínicos sólo se prescriben en determinadas circunstancias, evaluadas en profundidad. Por ejemplo “para favorecer el aumento de peso en pacientes con diskinesias de difícil manejo (bajan de peso al tener tanto movimiento anormal, como si fuera un ejercicio continuo) o bien, en pacientes con cansancio (astenia). Sin embargo, aclara que “lo importante es tener una alimentación balanceada y no tomar complejos vitamínicos que muchas veces no son de utilidad o, incluso, pueden ser perjudiciales”.
En todos los casos es imprescindible la supervisión médica porque las proteínas presentes en los suplementos dietarios o complejos vitamínicos pueden generan inconvenientes “como interferir con la absorción de la levodopa; por eso, en caso de prescribirlos, recomendamos tomarlos alejados una hora de las ingestas proteicas. Si se pudiera antes, mejor aún, ya que algunos tardan más de una hora en digerirse”, explica el Dr. Morera.
Otro factor a tener en cuenta en la toma de suplementos dietarios y/o vitamínicos es la influencia del medio social: conversaciones informales con amigos, artículos periodísticos y/o propagandas sobre temas de salud, entre otros. “Por este motivo – acota el Dr. Nicolás Morera – en la consulta médica se rastrea si se consumen estas sustancias y si el paciente conoce las interacciones que pueden producir con la medicación”.
La cantidad de vitaminas, suplementos nutricionales y complementos dietarios que se comercializan en farmacias y herboristerías es cada vez mayor, por lo cual es importante destacar que todos deben contar con la autorización de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) y su consumo debe estar bajo supervisión médica.