Algunos síntomas de la Enfermedad de Parkinson y ciertos medicamentos pueden interferir la sexualidad de la pareja. Muchas veces los pacientes no lo manifiestan porque les resulta embarazoso, o bien, no lo asocian con la enfermedad o simplemente porque el médico no lo pregunta en la consulta.
La sexualidad puede ser entendida como una forma de comunicación íntima y amorosa de la pareja. Algunos síntomas de la Enfermedad de Parkinson (EP) como el estado de ánimo, la expresión facial disminuida, la rigidez y/o los temblores dan lugar a ciertos interrogantes en el acercamiento con el ser querido. Para el Dr. Francisco Appiani, Psiquiatra del Programa, “la vida sexual en las personas con enfermedad de Parkinson puede ser normal y satisfactoria. La sexualidad es una actividad vincular compleja, que depende del tipo de vínculo establecido y de factores tales como el amor, la capacidad de diálogo y la aceptación de la enfermedad. Por eso, las parejas que tienen un buen vínculo afectivo pueden llevar adelante una vida sexual satisfactoria”.
Algunos de los fármacos utilizados para el tratamiento de la EP pueden afectar la sexualidad de la pareja, muchas veces los pacientes no lo manifiestan porque les resulta embarazoso, o bien, no lo asocian con la enfermedad o simplemente porque el médico tratante no lo pregunta en la consulta.
“Los agonistas dopaminérgicos (pramipexol, ropinirol, etc.), pueden incrementar el deseo sexual del paciente. Esta situación, en el caso se torne compulsiva, podría llegar a afectar la vida sexual. Si este incremento (del deseo) genera conflictos en la pareja, se hace necesario consultar con el neurólogo, porque con la modificación del esquema terapéutico puede regularse esta situación” afirma el Dr. Appiani.
En relación a la vida sexual de la pareja y la planificación en aquellos pacientes que tengan la necesidad de hacerlo por alternar periodos de buena y mala movilidad, el Psiquiatra nos recuerda que “depende de múltiples factores, tales como la calidad del vínculo afectivo y la capacidad de diálogo. La planificación de las relaciones sexuales puede generar dificultades en la pareja cuando se convierte en una actividad forzada por la necesidad de uno de los integrantes. En el caso de que las relaciones sexuales se generen a partir del diálogo que llevan a comprender las limitaciones de la enfermedad, la planificación no sería un impedimento para el normal desarrollo de la vida sexual”.
Por último el Dr. Francisco Appiani nos recuerda que: “De acuerdo a estudios recientes, las personas con enfermedad de Parkinson no tienen mayor frecuencia de disfunciones sexuales que la población general. En caso de que un paciente presente disminución de la libido, anorgasmia o disfunción eréctil, debe consultar a su médico tratante. En estos casos deben descartarse otras causas que estén generando la disfunción. Debe considerarse que la depresión y la ansiedad no tratadas pueden cursar con disminución del deseo sexual. Otras condiciones médicas muy frecuentes como la hipertensión arterial, la diabetes y la hipercolesterolemia no tratadas, pueden asociarse a alteraciones en la vida sexual. Por otra parte, algunos medicamentos pueden también estar relacionados a disfunciones sexuales.
Estas razones hacen que la consulta con el médico sea fundamental, ya que hay circunstancias que quizás no estén directamente relacionadas con la enfermedad de Parkinson y puedan estar vinculadas con disfunciones sexuales.
Es importante el diálogo en la pareja, ya que muchas veces un diálogo abierto y confiado pueden ayudar a comprender y enfrentar este tipo de circunstancias”.