El tratamiento farmacológico que brindan los neurólogos requiere por parte del paciente estar atentos a los cambios que se puedan producir. En algunos casos estos fármacos pueden generar comer sin control, comprar en forma compulsiva, aumento del deseo sexual o apostar por dinero; pero estos cambios de la conducta pueden ser corregidos por el médico tratante. “Los medicamentos que producen el trastorno del control de los impulsos (TCI) son principalmente los denominados agonistas dopaminergicos: pramipexol, ropinirol, piribedilo, y rotigotina. Pero también se han descripto cuadros similares relacionados con la levodopa, apomorfina (otro agonista dopaminergico que se administra por vía subcutánea) e inclusive por el efecto de la cirugía de la enfermedad de Parkinson (EP)” afirma el Dr. Cristian Calandra, neurólogo del Programa de Parkinson, quien nos explica los motivos por los cuales se producen “el mecanismo por el cual se produce el TCI no está completamente aclarado. Los medicamentos tendrían un efecto adicional sobre circuitos neuronales de dopamina, serotonina y noradrenalina vinculados a los sistemas de recompensa y toma de decisiones, entre otras funciones”.
Al ser consultado sobre qué pacientes pueden ser afectados por los cambios de conducta, el neurólogo respondió: “No se puede saber con exactitud quien va a desarrollar un TCI pero sí se han identificado varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecerlo. Entre ellos se destaca el antecedente de abuso de sustancias, tabaquismo, ludopatía, excesivo consumo de café, sexo masculino, entre otros.
La decisión de iniciar el tratamiento con agonistas dopaminergicos debe ser con consentimiento informado (escrito o no) del paciente y/o familiares. Y se debería evitar su uso en aquellos pacientes que presentan claros factores de riesgo. En cada consulta de seguimiento se debe interrogar sobre la presencia o no de síntomas compatibles con un TCI”.
En caso que algún paciente presente los cambios de conducta descriptos anteriormente ¿Cómo se pueden revertir?
En la gran mayoría revierten con la disminución o suspensión del medicamento (agonistas dopaminergicos). Los síntomas pueden persistir varias semanas luego de haber suspendido el medicamento.
Algunas veces los síntomas revierten con el uso de antipsicoticos (quetiapina, por ej.) pero los resultados son variables.
¿Los pacientes y los familiares qué pueden hacer frente a esta situación?
Es esencial que el paciente y las personas de su entorno, familiares y/o cuidadores, sepan la existencia del cuadro. Caso contrario, pueden demorar significativamente la consulta por no considerarlo consecuencia del tratamiento antiparkinsoniano. Una buena comunicación con el médico es primordial, como así también el cumplimiento del tratamiento instituido.
Dr. Cristian R. Calandra
Especialista Jerarquizado en Neurología
M.P 114.575 – M.N 121.564