Cuando irrumpe la Enfermedad de Parkinson (EP) los neurólogos disponen de un universo de fármacos que logran controlar los síntomas de manera apropiada. Sin embargo, luego de varios años de tratamiento en algunos pacientes (en un 40% aproximadamente) aparecen fluctuaciones motoras que impactan en la calidad de vida.
No obstante, el médico tratante puede disminuir significativamente estos porcentajes a partir de regular la dosis de los fármacos y si fuera necesario se pueden utilizar otras opciones terapéuticas que complementen a la medicación de base.
Las fluctuaciones motoras “son la alternancia entre periodos de buena movilidad (on) y de poca movilidad (off), son propias del tratamiento con levodopa y aparecen entre los dos y cinco años posteriores al inicio del mismo. Ulteriormente, se asocian otros movimientos involuntarios como la discinesia y las distonías” afirma el Dr. Nicolás Morera, neurólogo del Programa de Parkinson.
¿Estas complicaciones están presente en todos los pacientes?
Suelen presentarse en pacientes bajo tratamiento con levodopa y en aquellos que desarrollan la enfermedad en la juventud.
Hay fluctuaciones independientes de la medicación como congelamiento de la marcha, distonia, fatiga, neuroastenia y beneficio por sueño.
Otras, dependen de la medicación como deterioro de fin de dosis, congelamiento de la marcha, caídas, discinesias, distonia, retraso de on, etc.
También pueden presentarse fluctuaciones no motoras generadas por la medicación como las sensitivas, las autonómicas o las cognitivas.
Todas estas fluctuaciones se tratan modificando las distintas baterías terapéuticas, dosis y otras terapéuticas no farmacológicas.
¿Los fármacos que controlan las fluctuaciones motoras tienen efectos secundarios?
Los fármacos que se utilizan para tratar las fluctuaciones motoras son los agonistas dopaminergicos que puede dar múltiples efectos adversos como hipotensión, somnolencia, mareos, edemas, alucinaciones, trastorno del control de los impulsos como conductas compulsivas de cualquier tipo (jugar, comer, comparar o al sexo).
De presentarse efectos adversos deben tratarse con medicación específica y en algunos casos directamente con la suspensión de los agonistas dopaminergicos.
Otros fármacos usados para las fluctuaciones motoras son los ICOMT como el entacapone, y la apomorfina. Que tienen otros tipos de efectos adversos.
Por último el Dr. Nicolás Morera, al ser consultado sobre la importancia que tiene las terapias no farmacológicas (son siempre individuales y se adaptan a las necesidades de cada paciente según a la respuesta terapéutica que tenga) sostiene que “son muy importantes en los pacientes con enfermedad de Parkinson, previenen o pueden atenuar los trastornos posturales que llevan a las caídas en estadios avanzados de la enfermedad. Estos trastornos no mejoran con medicación por lo que consideramos fundamental dicha actividad”.