El dolor es un síntoma común en la esclerosis múltiple (EM) pero su prevalencia y características no están bien definidas. Asimismo, tiene un impacto negativo en quienes lo padecen, afectando el hacer diario y la calidad de vida.
El dolor se produce por lesiones en la capa de mielina (sustancia que recubre las fibras nerviosas) relacionadas con las funciones sensitivas. Puede manifestarse de diversas formas, como una neuralgia del trigémino que genera dolor en la cara, o bien, como sensaciones de descargas eléctricas en distintas partes del cuerpo por lesiones de la medula espinal.
También están aquellos por deformación o inmovilidad de las articulaciones y ciertos puntos de apoyo, los producidos en la pelvis por fallas en la micción y el dolor abdominal por mal funcionamiento del aparato digestivo, entre otros.
Sin embargo el dolor más frecuente se da por calambres musculares o por la espasticidad.
En relación al tratamiento se analiza el tipo de dolor, la intensidad y la causa, sabiendo que es de lo más variado y complejo debido a la cantidad de manifestaciones; razón por la cual se lo aborda mediante distintas estrategias adaptadas a la sintomatología de cada paciente.
Por ejemplo, los que son por lesión directa de la enfermedad, como es el caso de la neuralgia del nervio trigémino en la cara, o los dolores tipo descargas eléctricas por lesiones de la medula espinal, suelen tener solución o alivio con determinados procedimientos quirúrgicos o medicamentos capaces de bloquearlos.
En los producidos de forma indirecta se actúa sobre el factor que lo genera, es decir, si es por espasticidad se favorece la movilidad de las articulaciones, si es de puntos de apoyo se evita la presión constante en los mismos, o si es por un trastorno en la función vesical o intestinal se toman las medidas para aliviarlo, por citar algunos ejemplos.
Sumado a la amplia variedad de tratamientos farmacológicos y quirúrgicos están los kinésicos y físicos que pueden o no actuar de forma simultánea. Con respecto a las actividades complementarias al tratamiento médico en relación al dolor y la EM la evidencia científica es limitada o insuficiente.
Dra. María Eugenia Balbuena
Neuróloga
MN 122784