Los síntomas o las llamadas complicaciones No motoras de la Enfermedad de Parkinson son numerosas e interfieren indefectiblemente en la calidad de la vida. Pueden presentarse en cualquier momento de la enfermedad, inclusive algunos son diagnosticados por otras especialidades médicas.
Es relevante conocerlos para su detección precoz y tratamiento oportuno. Los síntomas más frecuentes son: la constipación, la sialorrea, los trastornos urinarios, la hipotensión ortostática (cambio en la presión arterial) la ansiedad, la apatía (menor iniciativa para las tareas de la vida cotidiana) y la depresión.
Mayoritariamente aparecen los trastornos del sueño como el insomnio, los cambios en una etapa normal del sueño llamada REM y la somnolencia diurna.
Un porcentaje menor de pacientes refieren fatiga (excesivo cansancio) o dolor en alguna parte del cuerpo y disfunción sexual.
También aparecen síntomas relacionados con el deterioro cognitivo.
En otros casos, pueden presentar síntomas por mal funcionamiento de una parte del sistema nervioso llamado autónomo (por ejemplo, sudoración excesiva). En algunas circunstancias se desarrollan cambios en la conducta y el comportamiento, como la dificultad para controlar los impulsos (llamados TCI).
Menos frecuentemente ocurren trastornos en la percepción de la realidad como las ilusiones y alucinaciones.
Para reconocer los síntomas no motores el médico debe investigarlos en cada consulta. El familiar puede colaborar observando los cambios en la vida cotidiana y el paciente, debe mencionarlos con sus palabras, a pesar de la creencia errónea de que puedan deberse a otra enfermedad.
Estas complicaciones se tratan con medidas farmacológicas (indicadas por el neurólogo y otros médicos especialistas) como así también por un conjunto de cambios en la rutina. Es conveniente modificar la dieta y hacer ejercicio a diario (mejora el ánimo y la constipación). Como parte de la terapia, se debe mejorar la calidad del sueño, vincularse socialmente, tener un tensiómetro en el hogar y por sobretodo aceptar, sin remordimiento, la ayuda de nuestros seres queridos.
Se realiza involucrando a varias especialidades médicas y áreas de rehabilitación. Por ello es necesaria la consulta con psiquiatría, nutrición, psicología, clínica médica, urología, cardiología y ginecología. Estas especialidades médicas deben trabajar tempranamente con estos síntomas. Es importante saber que la gran mayoría de ellos no desaparecen por completo, pero si pueden mejorarse.
El medio social del paciente es muy importante en la Enfermedad de Parkinson, los familiares pueden colaborar observando los cambios en el humor, conducta, carácter y supervisar la toma de toda la medicación. También poner atención si el paciente percibe la realidad de manera diferente, modifica su apetito, realiza compras excesivas, se aísla socialmente o altera el sueño.
Por su parte el paciente debe contarle al neurólogo, en todas las consultas, por más insignificante que le parezca, si surge un síntoma nuevo o empeoran los que venían ocurriendo.
Para concluir los médicos tenemos la obligación de preguntar y explicar si la afección está empeorando o no, por más complicaciones que aparezcan. Los síntomas No motores forman parte de la enfermedad.
Dra. Carolina Paleka
MN 136915
Neuróloga Especialista
en Movimientos Anormales
e Infectóloga.