El cumplimiento de una dieta adecuada, tanto en personas saludables, como aquellas que padecen enfermedades, es muy importante para mantenernos sanos. Debemos recordar por ejemplo, que: el sobrepeso, la diabetes, el sedentarismo, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia nos predisponen a padecer enfermedades como el ACV y el infarto miocárdico (cardíaco). Si bien algunas enfermedades no pueden prevenirse, una vez adquiridas, es necesario cambiar el estilo de vida para evitar algunas complicaciones.
En lo que respecta al cerebro, la dieta saludable puede contribuir a que algunas enfermedades neurodegenerativas (la neurodegeneración implica perder funciones cerebrales y no recuperarlas) tengan un curso algo más enlentecido.
Los pacientes con Enfermedad de Parkinson (EP) presentan síntomas No MOTORES. Entre ellos la fatiga y la constipación. Una adecuada dieta, puede aminorar (pero no curar) por ejemplo estos síntomas. Es así como por ejemplo una dieta rica en fibras, contribuye a mejorar la constipación, pero una dieta hipocalórica (pobre en calorías) empeora la fatiga.
Muchos pacientes requieren uso de L-DOPA y en varias dosis diarias. Cuando se indica este fármaco, es necesario que se absorba correctamente (así puede ser aprovechado) por lo que debe ingerirse: sin alimentos y evitar aquellos con alto contenido proteico (por ejemplo, las carnes rojas, el pescado y el huevo). Por ello recomendamos la toma de L-DOPA 30 a 60 minutos antes de las comidas. En el caso de que se consuma carne, debe aguardarse una hora para recibir la dosis de L-DOPA.
En referencia a suplementos dietéticos (vitaminas, preparados nutricionales comerciales y sobre todo de venta libre) no deben ser autoadministrados si No se posee una carencia. El hecho de consumirlos por decisión propia puede provocar efectos tóxicos. Todos los remedios requieren que nuestro organismo los transforme para que sean útiles (metabolizarlos) y además pueda eliminarlos por vía urinaria.
La dieta Mediterránea fue definida como tal por Ancel Keys en los años sesenta y surge como un modelo de estilo de vida saludable en Grecia y el sur de Italia. Esta consiste en la ingesta de bajos niveles de ácidos grasos saturados (un tipo de grasa animal) y el consumo de aceites de origen vegetal. Los estudios científicos demostraron que adquirir este hábito alimenticio (dieta mediterránea) reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Más tarde se demostró que también puede ser beneficiosa, para mantener la salud cerebral en especial las funciones cognitivas (estas son funciones que se afectan en pacientes con demencia). Esta dieta es rica en polifenoles y flavonoides, los que poseen acción antioxidante. Algunos alimentos que contienen estos componentes son las frutas y el té. Esta dieta recomienda ingerir 33 gramos de fibras a diario y esto es de utilidad para disminuir la constipación.
Entre los alimentos con mayor contenido de fibras se recomienda el consumo de: kiwi, manzanas, ciruelas, pasas, dátiles, higos, rábanos, bayas, nueces y frijoles. Los alimentos que contienen grasas saludables son el coco y el aguacate.
En cuanto a los llamados alimentos probióticos (aquellos que contienen cepas bacterianas) pueden incorporarse suplementos con Bifidobacterium, porque la flora intestinal puede encontrarse afectada en esta enfermedad (esto se conoce con el término disbacteriosis). No se aconsejan todos los suplementos probióticos, pero sí los que contienen esta bacteria. En cuanto a la ingesta de líquidos, muchos pacientes con urgencia e incontinencia limitan el volumen de ingesta de agua. Algunos alimentos recomendables por su elevado contenido líquido son: el tomate, pepino, rábano, apio, brócoli y pomelo.
Por último, la pérdida de peso, o la falta de apetito, constituyen otro problema, por lo que es de utilidad el consumo de verduras amargas como la col, la remolacha y también alimentos picantes, para incrementar el apetito (el consumo de vitaminas para aumentar el apetito es sólo un mito). Además la práctica de ejercicio aumenta el apetito y la masa muscular.
En conclusión, las personas con EP necesitan balancear la dieta para sentirse lo mejor posible y mantener la energía.
Dra. Carolina Paleka
MN 136915
Neuróloga Especialista
en Movimientos Anormales
e Infectóloga.