La alimentación es una actividad esencial para mantener la salud y el bienestar. Quienes conviven con la Enfermedad de Parkinson deben tener ciertos cuidados para no interferir con la eficacia de la medicación y evitar otros problemas.
Entre los desarreglos más comunes está lo que se llama interacción fármaco-alimento, para evitarla, la Licenciada en Nutrición Micaela Cusato nos explica por qué hay que evitar comer platos ricos en proteínas cerca de la toma de la medicación: “Uno de los medicamentos más importantes para tratar la Enfermedad de Parkinson es la Levodopa. Sin embargo, debemos tener en cuenta las interacciones que este fármaco tiene con los alimentos. Algunas proteínas de la dieta (presentes en las carnes, productos lácteos y huevo) pueden dificultar la absorción del mismo, condicionando a una pérdida de la eficacia del tratamiento. Así, se aconseja la toma del medicamento de 30 a 60 minutos antes de la comida.
En algunas ocasiones, cuando el tratamiento no parece eficaz, y se sospecha de interacción fármaco-alimento, se puede plantear la dieta de redistribución proteica a los pacientes con Enfermedad de Parkinson. Lo ideal es, tras la indicación médica y con la ayuda de un nutricionista, determinar cuáles son las necesidades de proteínas y armar un plan de alimentación adecuado para cada paciente.
En la llamada dieta de redistribución proteica, se recomienda a los pacientes consumir la mayor parte de alimentos ricos en proteínas (recordemos que son la carne de vaca, pollo, pescado, cerdo, productos lácteos, o huevos), en la cena. Se prefiere en el desayuno, almuerzo y merienda el consumo de productos a base de cereales (pastas en general, polenta, pan, galletitas) vegetales y frutas, que son relativamente pobres en proteínas.
Recordar que las proteínas cumplen funciones muy importantes en el organismo, y, además, forman parte esencial de los músculos, de manera que no se debe limitar su consumo. Es aconsejable entonces informar a los pacientes que mantengan una dieta saludable y equilibrada y mantener una evaluación nutricional rutinaria para asegurar su cumplimento”.
¿Por qué el estreñimiento es un problema muy común en la EP?
El estreñimiento o constipación, es muy frecuente en las personas con Enfermedad de Parkinson. Puede deberse a varias causas. En general, dicha enfermedad puede causar cierta pérdida de la función de los nervios que controlan el sistema digestivo. Cuando estos nervios se encuentran afectados, el movimiento del intestino es más lento y ocasiona que la materia fecal se mueva despacio, y se vuelva seca y dura. Por otra parte, los medicamentos usados para tratar la Enfermedad de Parkinson (como la Levodopa) también pueden causar constipación, ya que afecta este movimiento intestinal. Y además, es común que las personas con Enfermedad de Parkinson no consuman suficiente alimentos fuente de fibra, o no beban la cantidad de líquido (preferentemente agua) necesaria para que la materia fecal se mantenga blanda y voluminosa.
La fibra absorbe agua como una pequeña esponja, y aumenta su volumen varias veces. Estas pequeñas esponjas empapadas en agua aumentan el volumen de la materia fecal, ablandándola y facilitando la evacuación de las mismas. También ejercitan los músculos del intestino, para que se mantengan fuertes y saludables. A menudo, el resultado es que los movimientos intestinales se hacen más frecuentes. La fibra se encuentra en los vegetales de hoja (lechuga, acelga, espinaca) y en la piel y semillas de vegetales y frutas en general (tomate, berenjena, frutilla, kiwi), legumbres o cereales integrales.
Si el paciente no está acostumbrado a comer este tipo de alimentos, es aconsejable que aumente poco a poco el contenido de fibra en la alimentación, así como también evaluar junto a la nutricionista, las mejores consistencias para poder incorporarlo a la dieta habitual. Tener en cuenta que a medida que el paciente trata de acostumbrarse a la nueva carga de fibras, pueden presentarse gases e inflamación.
En cuanto a los líquidos, son tan importantes como la fibra. Sin líquidos, las partículas de fibra permanecen secas y se endurecen, lo cual empeora la constipación. Es necesario beber ocho vasos de agua al día, además de jugos, leche y otras bebidas.
¿Las personas con Parkinson tienen que prestarle atención a la consistencia de los alimentos?
La disfagia suele ser frecuente en la Enfermedad de Parkinson a medida que la misma avanza, aunque los pacientes pueden no tener conciencia de la dificultad para tragar. Sus principales consecuencias son la desnutrición, deshidratación y problemas respiratorios causados por aspiraciones (bronquitis, neumonías).
Cuando esto sucede, los nutricionistas recomendamos modificar la consistencia de los alimentos a blanda o semisólida tipo puré. Esto se consigue espesando los líquidos (se puede lograr con la incorporación de algún espesante en polvo) o licuando alimentos sólidos (mezclándolos con caldo, leche o verduras hasta conseguir una consistencia similar a la crema o el puré). Se deben evitar alimentos muy duros y secos, intentando “lubricar” y ablandar los alimentos con salsas, crema, aceite, etc. También se debe tener cuidado con alimentos que se desmenucen (como las vainillas sin remojar en leche, el atún en lata, etc.) y con los alimentos de forma redonda y pequeña (como las arvejas, granos de choclo, lenteja, entre otros).
Idealmente se trata de evitar consumir consistencias mixtas y no homogéneas, es decir, preparaciones que tengan tanto una parte líquida como una sólida (por ejemplo, una sopa con arroz o un vaso de leche con cereales).
Las cantidades son también tenidas en cuenta, ya que es preferible seleccionar volúmenes chicos de comida para facilitar la masticación, hacerla tranquilos y despacio, y con la boca cerrada.
Si el paciente nota que tose con frecuencia al ingerir alimentos, no dudar en consultar con un médico o especialista.
¿Cuáles son los desarreglos más frecuentes que realizan las personas con EP en el invierno?
Los desarreglos más frecuentes que pueden realizar tanto los pacientes con Enfermedad de Parkinson, como la población en general, tienen que ver con el alto consumo de comidas ricas en calorías a expensas de grasas y azúcares (recordemos que la mayoría de los productos que comemos durante el invierno suelen tener estas características), como los productos de panadería y pastelería, por ejemplo. Las bajas temperaturas nos empujan a consumir más comidas elaboradas y menos frutas y vegetales. Debemos tratar de continuar con una alimentación saludable, y aprovechar los alimentos de estación, como banana, mandarina, manzana, naranja, limón y pomelo, o batata, coliflor, zapallo y zanahoria. Planificar las comidas y las compras también puede ser una buena opción, ya que esto permite tener una elección saludable siempre. Ante cualquier duda, se puede consultar con la nutricionista para obtener ideas de menú, que permitan la adherencia al plan de alimentación.