¿Quién no vio alguna vez a un niño caminando dormido?
Todos hemos escuchado alguna vez sobre “alguien que se levanta y deambula dormido” o quizá nos hemos despertado en un lugar diferente a nuestra propia cama. Todos hemos escuchado alguna vez la palabra “SONAMBULISMO”
Pero… ¿qué es? ¿implica algún riesgo? ¿hay qué hacer estudios? ¿debe medicarse?
El sueño tiene diferentes etapas de profundidad. Se divide básicamente en sueño NO REM (superficial y profundo de ondas lentas) y sueño REM (la etapa en la que soñamos). Durante el sueño, pueden suceder eventos involuntarios, tanto motores, como verbales o conductuales, denominados PARASOMNIAS.
El sonambulismo es una parasomnia no REM, es decir un evento involuntario, que sucede durante el sueño de ondas lentas. Su ocurrencia obedece a un despertar “parcial” del cerebro. Es decir: algunas áreas de nuestra corteza cerebral muestran actividad eléctrica de sueño y otras de vigilia. Las áreas que están dormidas son las vinculadas a las funciones cognitivas, al estado de conciencia y lucidez; y las áreas que están despiertas son las responsables de la motilidad. Por eso el sonámbulo puede caminar, tomar objetos, a veces hablar e incluso ejecutar tareas complejas como abrir una puerta, pero no tiene conciencia de lo que está sucediendo.
Cuando un sonámbulo despierta en medio de un episodio, sufre confusión, se desorienta… es alguien que estaba durmiendo cómodamente en su cama, y de pronto está sentado en el living o acariciando a su perro… De esta confusión, el consejo de “no lo despiertes, que le puede hacer mal”. Lo recomendable en este caso, es guiarlo con suavidad hacia la cama para que siga durmiendo.
Esta condición es mucho más frecuente en la infancia, y suele limitarse hacia la adolescencia, aunque puede reactivarse en la adultez ante situaciones de stress.
En general, el sonambulismo es un diagnóstico que surge de la consulta clínica, no es una indicación estricta de realizar un estudio de sueño. Sin embargo, al conocer la historia clínica del paciente, deben descartarse otras patologías que si nos hagan pensar en la necesidad de profundizar el estudio.
Los episodios pueden ser más o menos complejos. Revisten riesgo cuando son frecuentes y el individuo hace cosas como bajar escaleras, abrir ventanas o puertas. Dependiendo de la complejidad y la frecuencia de los episodios se decide si debe tratarse.
El principal diagnóstico diferencial debe hacerse con la epilepsia frontal nocturna, sobre todo cuando los episodios son numerosos en una misma noche y algo más estereotipados (es decir que siempre son similares).
Si padeces episodios frecuentes similares a éstos, hace una consulta en el servicio de Neurología para que te orientemos…
Dra. María Florencia Angellotti
Neuróloga
MN 130.114