En el Parkinson son muy frecuentes las alteraciones de la marcha como empezar a caminar, reducción de la amplitud de los pasos, la pérdida del ritmo, enlentecimiento y dificultad para realizar movimientos simultáneos y secuenciales.
El tratamiento farmacológico mejora muchos de los problemas que tienen al caminar las personas con Parkinson, pero hay otros que no puede corregir. De ahí la importancia de realizar una rutina de ejercicios físicos que brinden seguridad para desenvolverse en situaciones de la vida cotidiana.
Para el Dr. Juan Carlos Palombo, médico deportólogo y coordinador del Taller de Actividad Física, “el ejercicio físico es beneficioso en la prevención, el mantenimiento y recuperación de la salud en general. Especialmente la marcha, por ser el más simple de ejecutar, de menor costo y al alcance de todo individuo”.
En el Taller bajo su coordinación, el Dr. Palombo trabaja de forma grupal y los encuentros comienzan siempre con el ejercicio base. “La marcha estática (en el lugar) la utilizamos con una duración determinada y le agregamos cambio de ritmo y posición. Por ejemplo, mientras marchan se tocan la cabeza con una y otra mano. Se le suma levantar las rodillas, o bien, dibujar círculos con los pies. También trabajamos la propiocepción, resolviendo problemas simples que logran una mejor coordinación de los movimientos, partiendo siempre desde la marcha” nos comenta el médico deportólogo.
A esta rutina se le agregan “ejercicios de fortalecimiento de los miembros inferiores, aumentando así la fuerza muscular de las piernas necesaria para el mantenimiento de la postura y el equilibrio. De esta forma logramos disminuir los riesgos de caídas” afirma el Dr. Palombo.
Otra dificultad que pueden tener las personas con Parkinson en la marcha son los episodios de freezing (pies pegados al piso). El Coordinador del Taller observa que “los ejercicios que aumentan la fuerza muscular, flexibilidad articular, cambios de ritmo y posición mejoran la coordinación motora. Son, además, esenciales para mantener la postura, el equilibrio e impedir la rigidez que se manifiesta al inicio de la marcha, en el freezing”.
Por último el Dr. Palombo recomienda “realizar los ejercicios con una duración de acuerdo a las posibilidades de cada uno, comenzando con pocos minutos e ir aumentando cada vez que se sientan capacitados para hacerlo, hasta 30 minutos diarios. La frecuencia debe ser adaptada al estilo de vida con la regularidad necesaria para lograr la coordinación neuro-muscular y obtener todos los beneficios reconocidos que trae la práctica del ejercicio físico, siempre supervisado por personal competente”.