La alimentación juega un papel crucial en la salud cerebral, especialmente en relación con los trastornos cognitivos. Consumir una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar demencia y ayudar a mantener la función cognitiva en buen estado.
Se ha demostrado que ciertos nutrientes pueden desempeñar un rol clave en la prevención de las enfermedades neurológicas, por ejemplo los antioxidantes (vitamina E y C), grasas saludables (como los ácidos grasos omega-3), vitaminas y minerales, que se encuentran en los alimentos nombrados anteriormente.
Por otro lado, una dieta alta en grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados puede aumentar el riesgo de deterioro cognitivo. En esto se debe considerar a los ultraprocesados, que se definen como productos industrializados, elaborados principalmente a base de derivados de alimentos con aditivos que mejoran el color, sabor y textura. Estos productos están nutricionalmente desequilibrados ya que tienen un alto contenido de grasas totales, trans, saturadas, azúcar y sodio, y carecen de los nutrientes necesarios para la salud cerebral nombrados anteriormente.
Concluyendo, es importante seguir una dieta equilibrada y variada, junto con hábitos saludables como la actividad física regular y el descanso adecuado, para cuidar la salud del cerebro a lo largo de la vida.
Lic. Delfina Rinaldelli
MN: 10.752
Nutricionista
Zoom Abierto a la Comunidad Libre y Gratuito
Estos contenidos se van a profundizar en el 2do. encuentro del ciclo “Estilo de Vida Saludable y Prevención del Deterioro Cognitivo”, el tema que se abordará será “Como la Dieta Influye en la Prevención de la Demencia”, viernes 28 de junio a las 12:00 a través de la plataforma Zoom y es con inscripción previa.
La jornada estará a cargo del Dr. Flavio Mercado, jefe de la División Neurología y la Lic. Delfina Rinaldelli, coordinadora del Taller de Nutrición. La finalidad de esta actividad es concientizar sobre la importancia que tienen los factores de riesgo modificables en el desarrollo de las demencias para prevenirlas, o al menos reducirlas.