Convivir con una enfermedad crónica como el Parkinson, requiere por parte de los pacientes ser responsables en el cumplimiento de las recomendaciones médicas, en la toma y en la dosis de la medicación. Pero muchas veces, el tratamiento, no alivia los síntomas de acuerdo con las expectativas del paciente, o no está satisfecha con el tratamiento y buscan sentirse mejor con la ingesta de suplementos dietarios y/o vitamínicos.
La Lic. en Nutrición Laura Brugues nos explica que son los suplementos dietarios y para qué sirven: “son productos destinados a reforzar la incorporación de nutrientes en la alimentación de personas sanas que presentan necesidades dietarias básicas no satisfechas o mayores a las habituales. Pueden contener algunos de los siguientes nutrientes: proteínas, lípidos, aminoácidos, glúcidos o carbohidratos, vitaminas, minerales, fibra dietaria y hierbas” y nos aclara “un suplemento dietario sólo deberá consumirse en determinadas circunstancias: cuando no sea posible llevar a cabo una alimentación completa o debido a un estado fisiológico particular que requiera un aporte extra de algún nutriente. Siempre se recomienda consultar al médico o Lic. en nutrición antes de consumirlas”.
A estas sustancias hay que prestarle la debida atención porque no son inocuas, muchas veces inducidos por amigos en conversaciones informales, artículos periodísticos o propagandas sobre temas de salud se ingieren sin supervisión médica, es más, “en los últimos años, ha habido una creciente oferta de suplementos dietarios por Internet, correo electrónico y locales de venta al público sin estar reguladas en calidad y contenido, pudiendo generar efectos nocivos para la salud del consumidor” sostiene la Lic. Brugues.
Asimismo, se han realizado una serie de estudios multicéntricos sobre algunos suplementos dietarios en pacientes con enfermedad de Parkinson, particularmente con respecto a la creatina monohidrato y a la coenzima Q10 “pero los protocolos fueron suspendidos prematuramente por falta de eficacia en el cumplimiento de los objetivos planteados por los mismos” manifiesta la Dra. Gabriela Raina, neuróloga del Programa.
Se debe prestar especial atención a ciertas vitaminas, “por ejemplo aquellos que consumen levodopa pueden presentar una disminución de la eficacia del medicamento si ingiere vitamina B6, especialmente en dosis altas. Esta vitamina raramente se da sola y generalmente viene asociada a complejos vitamínicos” afirma la Dra. Gabriela Raina.
Con respecto a las vitaminas B12 y B9 (conocida esta última como ácido fólico). “Un trabajo de investigación reciente demuestra que la levodopa en dosis altas y más específicamente la duodopa (levodopa en gel que se libera directamente en el intestino a partir de una sonda implantada – terapia no disponible aún en la Argentina), generaría un incremento de una sustancia llamada homocisteína, la cual para ser depurada por el organismo requiere de la vitamina B12 y el ácido fólico. Por lo cual si estas vitaminas se encuentran disminuidas habrá que reponerlas, evitando así, daños en el sistema nervioso” declara la Dra. Raina.
La vitamina D también fue estudiada en relación a la enfermedad de Parkinson. “Se han hallado niveles más bajos de la misma en pacientes con E.P. con respecto a la población en general, por lo cual se ha planteado que la deficiencia de esta vitamina sería un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad. Un estudio chino observó que los pacientes con enfermedad de Parkinson que tienen deficiencia de esta vitamina presentaban la enfermedad de forma más severa” comenta la neuróloga quien nos recuerda “Como conclusión las vitaminas, minerales y suplementos dietarios son muy importantes para el normal funcionamiento de nuestro organismo, siempre y cuando estén dentro de los valores que se consideran normales. No tome por su cuenta medicamentos que los contengan y siempre cuéntele al médico si así lo hace o si otro profesional de la salud se lo ha recetado”.