El dolor es un síntoma no motor común de la EP que afecta notablemente la calidad de vida de los pacientes.
Aunque suele ocurrir principalmente como consecuencia de la discapacidad motora de la EP (por ejemplo, dolor musculoesquelético o distónico), puede anteceder a los síntomas motores e incluso ser la única manifestación de la enfermedad por años.
Se reconoce que hasta el 43% de estos pacientes experimentan “dolor primario” en las primeras etapas de la enfermedad, cuando los síntomas motores aún no son prominentes.
Puede tener distintas localizaciones, pero particularmente se manifiesta en los hombros (“denominado hombro congelado”) o las caderas. Habitualmente suele corresponder a la futura parte del cuerpo que más gravemente se verá afectada por la enfermedad.
Aunque la causa no está del todo esclarecida, se piensa que puede existir un papel de la dopamina en la modulación del dolor durante el curso temprano de la enfermedad.
Esto puede implicar que el dolor y los síntomas motores puedan tener mecanismos superpuestos pero distintos durante los inicios de la EP.
Es importante tener en cuenta, que la percepción del dolor de una persona, puede verse afectada por factores emocionales. Se ha demostrado que la depresión, que afecta aproximadamente al 40 % de las personas con EP y también se sabe que es un síntoma prodrómico de la enfermedad, juega un papel importante en la forma en que los pacientes perciben el dolor. De hecho, se observó con mayor frecuencia en aquellos con depresión en comparación con los que no la tenían. Además, y en favor de esto, se confirmó que la intensidad del dolor estaba correlacionada con la gravedad de la depresión.
Está claramente establecido, que en los pacientes con EP, el dolor y la depresión son extremadamente comunes y con frecuencia interrelacionados
Teniendo en consideración la frecuencia de depresión en la EP y el hecho de que puede modificar la percepción del dolor, es un parámetro importante a considerar en estos pacientes con EP para futuros tratamientos.
Si bien no está del todo establecido las recomendaciones actuales para el tratamiento del dolor, éstas se basan en informes de casos, experiencias personales y sobre todo, en cada caso y estadío de la enfermedad en particular. Se enfoca en la participación interdisciplinaria con regímenes tanto no farmacológicos como la fisioterapia, ejericios de estiramiento, por ej, así como farmacológicos. Además, los tratamientos invasivos como la estimulación cerebral profunda y la inyección de toxina botulínica pueden aliviar el dolor, particularmente cuando el mismo es causa focal, como el distónico relacionado con la EP. La terapia farmacológica básica del dolor consiste en un tratamiento antiparkinsoniano y analgésico acorde al exhaustivo interrogatorio y examen físico.
Dra. Cynthia García Fernández
Neuróloga
Especialista en Movimientos Anormales
MN: 115748
- El tema se va profundizar el jueves 17 de Agosto a las 12:00 por la Plataforma Zoom