En esta breve reseña cronológica de la Enfermedad de Parkinson (EP), el Dr. Ricardo Maiola, neurólogo del Programa, nos ilustra sobre la evolución del tratamiento a lo largo de los años.
- En 1817 el médico inglés Sir James Parkinson (1755-1824), publica su monografía de 66 páginas “An Essay on the shaking palsy”en la que ponía de manifiesto algunos aspectos referentes a la clínica, como “el temblor, la limitación en la movilidad activa y pasiva, con tendencias a encorvar el tronco hacia delante, y pasar de caminar a correr”, que surgieron de la observación de solo 6 pacientes.
- En 1880, el gran neurólogo francés Jean M. Charcot, describió la enfermedad tras examinar meticulosamente a sus pacientes, y fue él quien la bautizó como “Enfermedad de Parkinson”, haciendo honor al nombre de su colega inglés. Charcot ideó un arnés para que los pacientes con Parkinson puedan ser columpiados y una silla para transportarlos. Asimismo como tenían una gran salivación les indicó una droga anticolinérgica (hyosciamyna o escopolamina), que reducía la misma. Además notó que reducía el temblor, muchos años después drogas con acciones similares fueron recomendadas para tratar los síntomas (de los pacientes), pero los efectos adversos fueron muy importantes.
- En 1893, Gowers, otro neurólogo de prestigio, pensaba que los tratamientos a base de arsénico, marihuana y opio eran más beneficiosos. Tenía una concepción más mental (psiquiátrica) de los pacientes con enfermedad de Parkinson.
- En 1956 el médico sueco Arvid Carlsson demostró que en el cerebro de los pacientes con E. de Parkinson había una disminución del neurotransmisor dopamina y que la sintomatología parkinsoniana era debida a esa reducción de los niveles de esa sustancia. En 1960 Hornikyewcz y Birkmayer inyectaron Dopa, porque la dopamina no atraviesa la barrera hematoencefálica, y los resultados eran espectaculares, pero desgraciadamente tenía muchos efectos colaterales. George Cotzias, en EEUU, 1967, administró l-dopa en dosis crecientes por vía oral, obteniendo resultados muy efectivos en el tratamiento. La l-dopa pura traía algunos efectos colaterales por acción periférica (fuera del cerebro), por lo que debió asociársele inhibidores de la dopa-descarboxilasa periférica, que permiten una mejor tolerancia y hoy constituye el pilar en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
- En 1968, de modo casual, se demuestra que la Amantadina (un conocido medicamento antiviral) tiene acción antiparkinsoniana, hoy se lo indica para las disquinesias inducidas por el tratamiento a largo plazo con levodopa.
- En 1974 se aprobó el uso de la bromocriptina, un agonista dopaminérgico que se indicó para el tratamiento de la EP, a esta le siguieron otros como la cabergolina, el pergolide y el lisuride (disponible para el tratamiento inyectable). Todos éstos son agonistas dopaminérgicos de tipo ergolínicos (derivados del cornuzuelo de centeno) y desde 2007 fueron indicados en menor medida (en algunos casos se discontinuaron en el tratamiento de la EP) por la posibilidad de fibrosis de varios tejidos. Asimismo quedaron los agonistas dopaminérgicos de estructura química no ergolínica, como el pramipexol, el ropinirol, el pergolide y más recientemente la rotigotina, que se administra en parches dérmicos.
- En la década del 80 y a fines de los 90 apareció un grupo de fármacos que inhiben la enzima monoaminooxidasa B ( IMAO B) que degrada a la levodopa, como la selegilina y más recientemente la rasagilina (cuya utilidad no es está muy extendida y tendría una acción “neuroprotectora”, aunque su beneficio real está todavía en discusión).
- Durante los años 90 y más recientemente apareció otro grupo de fármacos que inhiben otra enzima que degrada a la levodopa, la catecol O metil transferasa (COMT), que asociado a la levodopa “permitiría” una mayor disponibilidad de ésta última en los sitios de acción. Sin bien la primera de estas drogas (tolcapone) fue discontinuada por su toxicidad hepática; la segunda (entacapone) tiene su lugar en el tratamiento de la enfermedad.
- La cirugía es otra opción de tratamiento en la EP. Las intervenciones localizadas en el globo pálido a fines de los 50’s y comienzos de los 60’s permitió disminuir las complicaciones de los grandes procedimientos quirúrgicos previos sobre la corteza y varios ganglios de la base (Cooper y Hassler a comienzos de los 60’s). Actualmente los procedimientos quirúrgicos utilizan técnicas estereotáxicas (localizan estructuras profundas del cerebro por métodos físico-matemáticos), y colocan estimuladores en núcleos cerebrales como son el globo pálido y el subtálamo que permitien mejorar la calidad de vida de los pacientes a los que se los indican, sobre todo aquellos que desarrollan disquinesias.