HIPOMIMIA: LA EXPRESIÓN FACIAL DISMINUIDA
Los fármacos, el tratamiento multidisciplinario y una buena predisposición en el acto de comunicación resuelven muchos de los problemas generados por la hipomimia.
La comunicación con los demás es un aspecto fundamental para poder desenvolverse en la vida cotidiana. Algunas personas con EP pueden ver restringida la interacción con los otros por tener "hipomimia", la expresión facial disminuida. El Dr. Ricardo Maiola, Neurólogo del Programa de Parkinson, afirma: “Es un trastorno que afecta la normal expresividad de la cara. Es una condición que afecta los músculos faciales, generando poca gestualidad en la cara, boca estática y en los ojos un escaso parpadeo”.
Los neurólogos, para clasificar cuan afectada está la expresión facial utilizan una escala de UPDRS (Unified Parkinson's Disease Rating Scale):
- Normal.
- Leve hipomimia.
- Reducción leve pero evidente de la expresión facial.
- Hipomimia moderada.Labios separados ocasionalmente.
- Facies fija o de máscara, con pérdida importante o completa de la expresión facial; labios separados 0,5 cm. o más.
La capacidad disminuida de los gestos para transmitir emociones tiene una buena respuesta a las terapias dopaminérgicas. El Dr. Maiola plantea que esta dificultad puede tratarse de forma multidisciplinaria, a través de terapistas ocupacionales, kinesiólogos y foniatras, quienes a través de ejercicios específicos activarán los músculos y los mecanismos involucrados en los movimientos que favorecen una mejor comunicación y también los de la deglución, mediante:
- Masajes faciales y movilizaciones activas que disminuyan la rigidez y bradicinesia de la musculatura facial ganando en expresividad.
- Ejercitación rítmica de los movimientos del lenguaje y vocalizaciones frente a un espejo para mejorar la movilidad oral (labios, lengua, paladar, maxilar), y optimizar la articulación y deglución, de los pacientes con EP.
La comunicación y el lenguaje
La Lic. María Elena de Juárez, encargada de prestar asistencia y apoyo psicológico a pacientes y familiares del Programa de Parkinson, nos explica cómo experimenta la persona con EP la hipomimia desde el lenguaje y la comunicación no verbal:
La comunicación humana consiste fundamentalmente en transmitir cierta información de una persona a otras. Esto se lleva a cabo principalmente a través del lenguaje verbal en todas sus formas: oral, es decir, de palabra, escrito o a través de otros símbolos y también a través del gran espectro del lenguaje no-verbal.
El lenguaje, entendido en un concepto amplio, abarca un campo más extenso, como los gestos y otras formas de expresión, los que también constituyen un lenguaje y sirven para lograr una mayor comunicación.
La meta del lenguaje es la comunicación, lo que secundariamente contribuye al enriquecimiento de las relaciones humanas, favoreciendo la integración social de la persona y la vida en comunidad.
Hay dos aspectos fundamentales que se unen en el lenguaje desde el punto de vista de la comunicación: lo que decimos y cómo lo decimos.
A un determinado relato parece corresponderle una forma especial de hablar y, sobre todo, determinadas expresiones faciales, cara de asombro, de interés, de pena, de alegría, que muestran al interlocutor que estamos atentos y empáticos, compenetrados, con lo que se nos está trasmitiendo.
La pobreza de gestos faciales en la E. de Parkinson puede ser tan notoria que llegue a alterar la buena comunicación con el otro.
La falta de expresión, totalmente involuntaria y no percibida por la persona con EP, suele ser interpretada por el interlocutor como indiferencia, desinterés o mala voluntad, cuando no enojo o rabia. Todas ellas generan actitudes negativas en quien las siente y luego reactivamente en el otro, quien se siente injustamente tratado, estableciéndose así un verdadero círculo vicioso.
Otra de las características importantes del lenguaje verbal sería el del ritmo de emisión de las palabras.
En la enfermedad de Parkinson es frecuente que la persona hable con un ritmo enlentecido (bradilalia), lo que también puede interferir en la comunicación interpersonal, especialmente en estos tiempos de la cultura del “click” y del “zapping”. Todas estas alteraciones en la comunicación debidas a la enfermedad pueden ir deteriorando las relaciones entre las personas, incluido las del equipo de salud, de allí que sea muy importante conocerlas para así poder repararlas.
¿Cómo repararlas?
El primer paso ya está hecho, estamos conociendo el problema, lo hemos identificado y buscamos la solución. Basta con que el interlocutor conozca y comprenda la dificultad que la persona con EP tiene al hablar, y que el afectado, conociendo su dificultad, haga un esfuerzo voluntario en darle expresión a su cara.
Eso es “poner la cara”, poner voluntariamente el gesto que corresponda a la emoción que se siente. Así, la cara manifestará lo que se está sintiendo y el interlocutor podrá comprenderlo integralmente.
¿Qué relación hay entre hipomimia y depresión?
La hipomimia puede manifestarse tanto en la EP como en los trastornos depresivos. En la EP como expresión de la bradiquinesia y la rigidez muscular, y en las Depresiones como expresión del aplanamiento emocional.
En la EP, si debido a la hipomimia se altera la comunicación y se crea distancia, enojo, resentimiento y aislamiento en las personas involucradas, entonces es mucho más probable que la tristeza por la falta de intercambio más el empobrecimiento vital que ello produce pueda llevar a un estado de ánimo depresivo.
En el caso de la enfermedad de Parkinson pueden sumarse ambas y habrá que atender y tratarlas -la depresión y la hipomimia-.
Resumiendo: el problema de la COMUNICACIÓN causado por la hipomimia se resuelve con más COMUNICACIÓN.
Todo el equipo de salud está dispuesto a ayudarlos para solucionar este problema y VIVIR LO MEJOR POSIBLE, sólo basta con que lo COMUNIQUEN.
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